martes, 27 de agosto de 2013

En muchas naciones industrializadas la escena es cada vez más frecuente: Personas sentadas con su smartphone (teléfono inteligente) entre las manos, chateando con otras a través de redes sociales y servicios de mensajería instantánea, jugando con algún videojuego, o pasando el rato con otras de las distracciones que ofrecen estas portentosas máquinas multiuso.

La escena es una vertiente nueva del auge del ocio sedentario, antaño protagonizado casi en exclusiva por el televisor, e ilustra lo fácil que es hacer un uso excesivo de esta clase de ocio.

Ahora, Jacob Barkley y Andrew Lepp, de la Universidad Estatal de Kent, en Ohio, Estados Unidos, han comprobado en estudiantes universitarios la existencia de una relación entre usar mucho el teléfono inteligente y estar en mala forma física.

Barkley y Lepp estaban interesados en la relación entre el uso de smartphones y la condición física, ya que, a diferencia de la televisión, los teléfonos son pequeños y portátiles, por lo que se les puede usar (por ejemplo escuchando música) mientras se realiza una actividad física. Sin embargo, lo que los investigadores han encontrado es que, a pesar de poder llevarlos encima, su alta utilización contribuye a un estilo de vida sedentario en una cantidad significativa de individuos.

Entre los sujetos de estudio analizados, un uso alto del teléfono móvil se asocia con un estado cardiorrespiratorio pobre. En el estudio, los estudiantes con peor forma física eran los que pasaban mucho tiempo usando sus teléfonos móviles, hasta 14 horas al día. Los estudiantes con mejor forma física eran los que menos usaban el teléfono móvil, unos 90 minutos al día.

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