martes, 27 de agosto de 2013

Medicina- Cambiar la vía de administración del antibiótico puede mitigar el efecto de resistencia bacteriana.

Una nueva investigación sugiere que el rápido aumento de la capacidad de resistencia a los antibióticos exhibida por bastantes bacterias se correlaciona con la ingestión oral de antibióticos. Si esto se confirma, se abrirá la posibilidad de que recurriendo a otras vías de administración se pueda reducir la propagación de la resistencia.

Durante más de 40 años, unas pocas dosis de penicilina eran suficientes para combatir con éxito a infecciones bacterianas que de otro modo resultarían mortales. Pero a partir de la década de 1980, la resistencia a antibióticos se ha diseminado con notable rapidez, convirtiendo en medicamentos de poca utilidad a  antibióticos que en su día eran fulminantes, con el resultado de un incremento en la cantidad de pacientes que no se curan de inmediato e incluso en la de los que acaban falleciendo por culpa de la infección.

En investigaciones anteriores, se encontró un gran arsenal de genes de resistencia a antibióticos portado por bacterias no patógenas presentes en muchos alimentos listos para su consumo inmediato. Los autores de ese estudio también hallaron un desarrollo rápido de bacterias resistentes en bebés que no habían sido expuestos a antibióticos. Todo esto sugiere que el tracto gastrointestinal ejerce un papel destacado para esparcir la resistencia.

En la nueva investigación, el equipo de Hua Wang de la Universidad Estatal de Ohio en la ciudad estadounidense de Columbus, inoculó ratones de laboratorio con bacterias Enterococcus o bien con bacterias Escherichia coli, que contenían genes de resistencia específicos. Los ratones fueron tratados luego con los antibióticos tetraciclina o ampicilina, en unos casos por vía oral y en otros por inyección. La administración oral de los antibióticos dio por resultado un aumento rápido de los genes de resistencia. La resistencia apareció mucho menos y con mayor lentitud cuando los ratones recibieron los antibióticos mediante una inyección.

Los investigadores también comprobaron que los genes de resistencia a antibióticos no eran detectables en ratones que no habían sido inoculados con bacterias que contenían genes de resistencia a antibióticos, sin importar la vía de administración de los antibióticos.

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