La recomendación general es a partir de los 50, cada dos años, pero hay expertos que defienden el control anual desde los 40
FUENTE: ABC POR CRISTINA GARRIDO / MADRID
«No entiendo por qué hasta los 50 no se
pueden hacer mamografías. Y si ya tienes el cáncer qué pasa. Hay que
luchar por que se puedan hacer antes». La que habla es María Jesús Cano,
46 años, y un cáncer de mama superado tras cinco años de lucha.
A los 40 acudió a su ginecóloga
preocupada. Su madre había sobrevivido a un tumor en el pecho y ella
podía ser la siguiente (los antecedentes familiares son un factor de
riesgo). Le pidió que le mandara una mamografía, a pesar de que en la
mayoría de las comunidades autonómas las revisiones en la sanidad
pública no comienzan hasta cumplir los 50 años. Le dieron cita para un
año después.
Le descubrieron un nódulo que resultó ser maligno.
«Quería ser fuerte pero se me derrumbó todo. Cuando la oncóloga me dijo
que con la quimioterapia se me caería el pelo me puse a llorar», afirma.
A los 15 días de comenzar el tratamiento se le cayó el pelo. Se hizo
una peluca porque no quería que nadie la viese en ese estado y provocar
pena. Tras la quimio el pelo ha vuelto a brotar, aunque todavía no ha
recuperado todo, y ahora luce el pelo «cortito» con el orgullo de quien
ha peleado y ha ganado.
En su lucha ha tenido cerca a su familia y a la Asociación Española Contra el Cáncer
(AECC) donde encontró a Mariló y Rocío, que le «cambiaron el chip» y le
animaron a luchar. Ahora está limpia, pero tiene que hacerse revisiones
anuales.
Falta de consenso
La mamografía es la técnica más
eficaz para detectar el cáncer de mama de forma precoz, incluso antes de
que aparezcan los síntomas, pero el caso de María Jesús reaviva el
debate sobre cuál es la mejor edad para empezar a revisarse y con qué
frecuencia.
Aunque la recomendación general es
empezar a realizarla a partir de los 50 hasta los 69, cada dos años,
algunas comunidades autónomas adelantan la edad a los 45 o la rebajan
hasta los 65. En la sanidad privada, sin embargo, los médicos
recomiendan a las mujeres comenzar a partir de los 40 años y la
prescriben anualmente. Pero, ¿por qué no hay acuerdo? La respuesta
parece estar en la rentabilidad de la prueba.
«Entre los 50 y los 69, cada dos años, es la etapa en la
que se obtiene la máxima rentabilidad de los mamógrafos, los equipos,
los radiólogos, en definitiva de lo recursos, porque con este intervalo
la tasa de cáncer detectada es más alta. Si se tuvieran más recursos
económicos, lo primero que haríamos sería bajarlo hasta los 45 años y
hacerlas anualmente», asegura el doctor José Manuel Bajo, presidente de
la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO).
Por su parte, el doctor Rafael Fábregas, director del
Comité de Oncología y Mastología del Instituto Universitario USP Dexeus,
de titularidad privada, recomienda la mamografía anual a partir de los
40 años porque en el cáncer de mama «es importante un diagnóstico
precoz».
Diagnóstico en las más jóvenes
Por debajo de la cuarentena es cuando se presenta el
problema. Aunque no hay datos oficiales, los ginecólogos perciben que
los casos en mujeres jóvenes están aumentado. Sin embargo, en esta etapa
de la vida, la mamografía no es eficaz porque las mamas son más densas y
la sensibilidad de la prueba es menor, por lo que el único arma de
detección es la exploración y la ecografía mamaria.
Para el doctor Carlos Vázquez, presidente de la Sociedad Española de Senología y Patología Mamaria, los estándares actuales son «muy aceptables», aunque «sería deseable» un mayor consenso en cuanto a la edad para que no existieran diferencias entre comunidades autónomas.
Para el doctor Carlos Vázquez, presidente de la Sociedad Española de Senología y Patología Mamaria, los estándares actuales son «muy aceptables», aunque «sería deseable» un mayor consenso en cuanto a la edad para que no existieran diferencias entre comunidades autónomas.
En EE.UU., por el contrario, el debate parece ir en
dirección contraria. Hace casi un año su colegio de médicos publicaba un
estudio que aseguraba que, frente a la recomendación actual de efectuar
las mamografías a partir de la cuarentena y cada año, sería mejor
hacerlo cada dos años y a partir de los 50. ¿La razón? Que se obtendría
la misma eficacia y las mujeres sufrirían menos daños puesto que, según
los autores del informe, se reducirían a la mitad los falsos positivos.
Factores de riesgo
En lo que están de acuerdo todos los médicos es en la
importancia del diagnóstico precoz, ya que las intervenciones son menos
invasivas y la tasa de supervivencia es mayor. También hay consenso en
que existen factores que hacen más propensas a ciertas mujeres a
desarrollar un tumor en el pecho. El riesgo genético (las mujeres con
las mutaciones BCRA1 y BCRA2 tienen un 60-80% de posibilidades de
desarrollarlo), los antecedentes familiares (abuela, madre, hermana o
hija que hayan sufrido la enfermedad), haber tenido una menopausia
tardía o una regla muy precoz, y la obesidad en la postmenopausia
aumentan las posibilidades de padecer un cáncer de mama.
Precisamente, en los casos donde el tumor tienen un
origen genético es donde más se está progresando en cuanto a prevención.
«Para las mujeres que tienen la mutación, tenemos la cirugía de
reducción de riesgo, que conlleva el vaciamiento y sustitución por prótesis de las mamas antes de que aparezca el cáncer»,
explica el doctor Vázquez. Aunque todavía es muy bajo el número de
mujeres que se somete a este tipo de intervención, que tiene que
realizarse antes de los 40 años y conlleva ciertos condicionantes
posteriores, la concienciación es cada vez mayor.
Síntomas
La autoexploración también es vital. Los bultos, el dolor
en la mama, la secreción por el pezón o la retracción del mismo y las
alteraciones de la piel en el entorno del pecho son los principales
signos de alarma.
Las esperanzas en la prevención del cáncer de mama están puestas en el desarrollo de una vacuna, que como en el caso del cáncer de cérvix, pueda evitar este tumor que cada año afecta a unas 20.000 españolas.
Pero esta posibilidad, que sería toda una revolución, todavía está en
fase de investigación. Hasta entonces, mamografía, mamografía,
mamografía.
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